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23 de abril de 2015BLOG. Con la llegada de la Primavera y el buen tiempo no tardamos en despojarnos de capas de ropa para empezar a tomar los primeros rayos de sol. Sin embargo, no debemos olvidar que exponerse a la radiación solar conlleva unos riesgos y debemos tomar precauciones ya que, aunque nos pueda parecer que no hace mucho calor en esta época, los rayos inciden de igual forma sobre nuestra piel. Veamos, a continuación, algunos consejos para el correcto cuidado de la piel:
Mantener la piel en perfectas condiciones mediante peelings periódicos y una correcta hidratación. La Primavera es una de las mejores épocas para hacer tratamientos de rejuvenecimiento como los citados peelings, luz pulsada o el láser fraccional, con los que se consiguen excelentes resultados de rejuvenecimiento.
Debemos combatir la sequedad de la piel. El frío que hemos dejado atrás es una de las causas que más contribuyen a la sequedad de la piel, por lo que en los primeros días de la primavera, nuestros cosméticos deben ir dirigidos a combatir esta sequedad. Así, continuaremos empleando, al igual que hacemos en invierno, cremas que atraigan el agua dentro de la piel e impidan su pérdida.
Exponer la piel al sol de forma progresiva, en sesiones cortas durante los primeros días. Se debe evitar el uso de productos que contengan alcohol y perfumes (colonias, desodorantes). Y evitar exponer durante tiempo prolongado la piel cuando la luz ultravioleta es más intensa: de 12h a 17h.
Utiliza un factor de protección adecuado al tipo de piel y aplicarlo de forma correcta. Comprobaremos que nuestra crema hidratante lleve factor de protección, recordando que para la actividad diaria es suficiente un factor 15 pero las actividades deportivas al aire libre o las exposiciones prolongadas al sol precisará un protector solar con índice de protección más alto.
La alimentación también ayuda al bronceado. Son importantes los aportes vitamínicos por su efecto antioxidante, con vitaminas del grupo A, B, C y E, que, aunque no reviertan el envejecimiento, sí mejoran su apariencia. Tomar alimentos como la zanahoria y el tomate facilitan la producción de melanina, mientras que el pescado y las legumbres evitan la deshidratación y descamación y prolongan el bronceado.
Precaución si se están tomando medicamentos. Si en el momento de tomar el sol se están tomando medicamentos como anticonceptivos, antibióticos, antiinflamatorios, diuréticos, etc… deberíamos consultar al médico sobre posibles consecuencias ya que muchos producen manchas en la piel si los combinamos con la exposición al sol.
No hay que olvidarse del cabello, ni del cuello y escote. El cabello también sufre daños: pierde resistencia, brillo y suavidad. Mantenerlo hidratado con productos específicos o protegerlo con un gorro o pañuelo es de gran ayuda. Tampoco podemos olvidar el cuello y el escote. Así, los cuidados faciales los extenderemos también a estas zonas, aunque evitando los cuidados más agresivos porque la piel aquí es más delicada que en la cara.
Para tratar las manchas, acude a un especialista. Si deseamos tratar las manchas que tenemos debemos acudir al dermatólogo, quien según el tipo hará un tratamiento con láser o con fórmulas y peelings despigmentantes. Además, si tras la exposición al sol se descubre alguna lesión pigmentada nueva en la o cualquier cambio en alguna lesión ya existente, se debe acudir a un dermatólogo rápidamente.
Protege los ojos. Utilizar gafas de sol es imprescindible a la hora de exponerse al sol. Hay que tener en cuenta que cumplen una función de protección del 100% frente a las radiaciones ultravioletas. Más allá de aspectos y gustos estéticos, hay que tener en cuenta que los cristales estén homologados para no dañar la córnea y la conjuntiva, así como el cristalino y la retina.