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18 de agosto de 2015BLOG. El verano significa, para muchos, las vacaciones más extensas del año. Largas temporadas en las que es fácil descuidar la dieta y las conductas alimentarias sanas. La Dra. Joaquina Belchi Navarro, máximo responsable de la especialidad de Cardiología, una de las áreas de referencia de VALENCLINIC, nos advierte que el colesterol suele verse claramente afectado debido a estos 5 malos hábitos alimenticios que todos tenemos en vacaciones:
1. Los desayunos de buffet libre. Los huevos fritos, el bacon, las lonchas de embutido, los cruasanes y demás bollería… el buffet libre del desayuno de los hoteles resulta una tentación difícil de resistir. Pero empezar el día con un desayuno hipercalórico, cargado de grasa y de colesterol, es una oferta que hay que rechazar como norma.
Hay mejores opciones como el jamón ibérico, el queso fresco, los cereales, los yogures, y el gran surtido de frutas frescas de temporada e infusiones.
2. Las barbacoas. Chorizo, chistorra, panceta, morcillas, salchichas y costillas de cordero son alimentos protagonistas de las barbacoas veraniegas. La abundancia en grasa saturada y colesterol de todos ellos, y su condición de empeorar las cifras ya elevadas de colesterol plasmático, obligan a pensar en asar otro tipo de alimentos a la parrilla.
Los muslos de pollo sin piel, las pechugas de pollo o tacos de conejo o los lomos de bonito son una alternativa sana para el colesterol.
3. Comidas improvisadas en la piscina, en la playa o en el campo. Los bocadillos con embutidos, patés y quesos, las pizzas con queso o las ensaladillas con abundante mayonesa y salsas son otros enemigos de la dieta de quienes tienen el colesterol alto.
4. Los helados. El paseo por la playa o el postre de la comida, a menudo, son momentos reservados para disfrutar de un dulce helado. Si contienen nata no son los más indicados, porque suman una buena dosis de calorías a diario, además de grasas saturadas y colesterol propios de este producto. Un té helado, una horchata bien fría, un granizado o un sorbete sin alcohol son opciones igual de refrescantes y más sanas.
5. El café. En vacaciones, la sensación de no tener prisa por acostarse ni por levantarse lleva a que los aficionados al café tomen más cantidad de lo conveniente, con 2, 3 o más tazas diarias de café o equivalentes en bebidas con cafeína. Beber café, y más aún abusar de él, es un inconveniente si se toman medicamentos para reducir el colesterol.
Desde VALENCLINIC os animamos a que, de la misma manera que cuando se trabaja, también en vacaciones conviene planificar las comidas y cenas. Las improvisadas serán una excepción y no la costumbre que impere varios días por semana.